Pelo malo, rebelde, dominio, control…¡No lo creo!

11 Mar

A mi me encanta mi pelo crespo, hoy en día. Pero, si os cuento lo que fue mi infancia y cómo he deseado tenerlos lisos hasta casi mis 18 años, escribiría un libro lleno de historias sobre bullying escolar, negación de mis orígenes, baja autoestima, dependencia total de productos químicos que pueden quemar mi cuero cabelludo, y algunas cositas malas más. ¡Y la importancia del ritual cuando por primera vez mi madre me ha dejado alisarlos! A los 12 años, con el pelo a hacer por primera vez movimientos cuando movía la cabeza, yo me sentía fuerte y decidida, capaz de conquistar el mundo, porque tenía un pelo que se movía con el aire. Y así me fui a la escuela, por primera vez sintiéndome tranquila porque nadie tenía razón para tirar de mi pelo ni insultarme con las tonterías de la niñez (que a los que las escuchan no les parece tontería!). Al encontrar mis dos mejores amigas (las dos blancas, pero sus pelos se habían olvidado de esa noble herencia y para que nadie se dese cuenta de ese fallo en la genética y en la historia, los alisaban todos los días) me hicieron volver a mi lugar de poseedora de una anormalidad estética: mi pelo tenía un volumen fuera del normal para ellas y el primero comentario que hicieron fue que yo debería coger el pelo porque ya se podía ver la rebeldía. Eso me arrasó. Me cogí el cabello y nos fuimos a clase. Desde ese momento, pasé por varios peinados, cortes, alisados, relajados, y la rebeldía siempre ahí a me molestar, a acabar con mi paciencia. Y entonces leí un artículo de Bell Hooks que habla precisamente sobre cabellos de mujeres negras y su rebeldía, y sobre las imágenes que tenemos de que es belleza en nuestros cabellos. En una asociación con la historia del movimiento negro en EEUU, ella habla sobre como ese auto odio al cabello no procesado o el control y total obsesión con los alisados representan los lugares sociales que ocupamos en las esferas de la vida y contribuyen para que las generaciones siguientes se alimenten de los mismos padrones estéticos, del auto odio, del control excesivo sobre sus cuerpos y cabellos naturales. Hay dos documentales interesantes sobre ese aspecto tan importante en la vida de mujeres que comparten de la incomodidad al escuchar pelo bueno o pelo malo.

El primero es de un español, Miguel Parra, y habla sobre la fijación de mujeres dominicanas en tener el pelo liso, indicando que de alguna manera eso está relacionado con una construcción de una auto imagen que pasa por una publicidad que no ve a las mujeres negras de cabellos naturales como bellas y también por una historia muy fuerte de disociación de la imagen de las dominicanas en relación a las haitianas, que cómo menos mestizos poseen más visibles los rasgos de sus orígenes (Os acordáis de como Haití consiguió la Independencia, ¿verdad? Único país en independizarse por las manos de esclavos y esclavas).

 

 

El otro (está en inglés) es de un comediante estadunidense Chris Rock, que ha empezado el proyecto del documental porque su hija de tres años le había preguntado, después de un día supongo duro en la escuela, porque no tenía el pelo bueno.

 

¿Podéis imaginaros lo duro que puede ser tener que responder a eso? Y por más que le digas que no existe eso de bueno y malo cabello, si después la niña mira la tele y sólo encuentra a mujeres de pelo liso, blancas, delgadas y publicidad de productos para alisar, domar, dominar, controlar, ¿qué pasa? Bueno, yo lo sé. Son años hasta hallarse en el medio de cremas y productos y aceptar la belleza de un cabello con ganas de hacer lo que quiera, despertase con el pelo a los hombros un día y en otro a la orejas, porque se enreda cuando quiere y creer que eso es lo que le hace tan bonito… Y toda vez que me encuentro delante de una niña con el pelo rizado, que me mira raro al alto de la cabeza (generalmente sus madres llevan el pelo alisado), hago mi mejor pose porque pienso que puede que mi imagen se quede en su cabeza y me parece que eso ya es un buen comienzo.

¡Muchos rizos para vosotr@s!

Leda das Dores

Ah, y para las que queréis leer el texto tan inspirador de Bell Hooks:  http://www.criterios.es/pdf/hooksalisando.pdf

6 respuestas to “Pelo malo, rebelde, dominio, control…¡No lo creo!”

  1. todomusgoyojos marzo 12, 2011 a 12:46 pm #

    Me ha encantado esta entrada! Y los dos documentales tienen muy buena pinta…

    Con 11 o 12 años me leí Tomates Verdes Fritos, había visto la película y me gustó tanto que me leí el libro un verano en el campo, en casa de mis abuelos.
    Hace muchos años, y yo no tengo muy buena memoria para los libros, pero sí recuerdo que la película me gustó por la historia de amor y de valentía de las protagonistas (de todas ellas), y que el libro me impactó por las historias de los personajes afroamericanos.

    Hace un recorrido por un par de generaciones de las familias…y como en todas las familias hay de todo! Y recuerdo de lo que aluciné cuando leí como las mujeres, especialmente, durante los 60-70, intentaban blanquearse. La cantidad de productos blanqueantes, alisantes, tintes…que compraban (y por supuesto, el mercado que eso generaba) para parecer más blancos! A mi me pareció una locura porque la imagen que tenía (posiblemente también sesgada y estereotipada) de los afroamericanos era de belleza y fuerza. Durante esa época, muy influida por los videos de la MTV, mi ideal de belleza era más o menos este: http://www.youtube.com/watch?v=cmpOfZ_-ozI Seguramente basado en supuestos un tanto «racistas». Quiero decir que pensando en que la «génetica negra» era mejor…sin darme cuenta de toda la disciplina y asimilación por la que pasaban los cuerpos de esas mujeres que llegaban a mi tele. Nunca los había pensado en términos de discriminación y asimilación cultural…Y la verdad es que el libro y estas reflexiones me ayudó mucho a quitarme esos pensamientos racistoides…

    Y me ha recordado tu historia a la Irie, uno de los personajes, de Dientes Blancos, una novela de Zadie Smith http://en.wikipedia.org/wiki/White_Teeth
    De adolescente, va a una peluquería a alisarse el cabello. Con tan mala suerte que se pasan con el tiempo de los productos y éstos son tan fuertes que le queman el pelo. Así que como vive en Londres, en un suburbio multicultural, va a una tienda de pelo a comprar el cabello que venden las mujeres indias…
    Me gustó mucho el libro, lo recomiendo desde aquí a quien no se lo haya leido 🙂

    La verdad es que me interesa un montón el tema de cómo se disciplinan los cuerpos para poder encajar en los estereotipos (del tipo que sean). Cómo la superficie (el cuerpo) refleja la idea. Y como dices tú, todo lo que conlleva (negación de los orígenes, de la identidad, baja autoestima)…
    Bravo!
    Me inspira otra entrada acerca de rituales de la feminidad…al igual que alisarte el cabello por primera vez, yo recuerdo perfectamente cuando mi madre me dejó depilarme el labio superior y las cejas por primera vez!!

    • tsdiferente marzo 13, 2011 a 1:17 pm #

      Hola Todomusgoyojos!
      Me alegra que te haya gustado el post! A mí me parece que los rituales de estética y la definición de belleza en mujeres son un temazo para hacernos reflexionar… Y cuando hablamos de las bellezas no normativas, racial y etnicamente distintas, podemos nos deparar con eso: sujetas inmersas en culturas de desvalorización y desempoderamiento de sus rasgos naturales en detrimento de los rasgos de normativos que suelen ser los mismos como resultado de las historias de colonización y distribución del poder en sus países. Por supuesto que el adoptar o no adoptar un cabello alisado supone una actitud activa, quiero decir, no es solamente por que la historia nos oprime que alisamos nuestros pelos. Y no necesariamente el procesar el cabello quiere decir que se busca denegar los orígenes (¡incluso porque el color de la piel sigue hay para marcarles!), pero hay algo en el medio que sí identifica a mujeres negras con el pelo procesado y con movimiento y con rizos definidos como más «bonitas» que las que no lo tienen y eso afecta directamente la percepción de una en relación a si misma y su autoestima.
      Además, es importante lembrar también que hay un gran grupo de mujeres en esa situación que son activas en sus elecciones, que conocen las opciones y pueden optar por el pelo natural (hay unas que no, realmente están adictas a los procesamientos químicos), y no lo hacen. El peso de la historia está ahí, pero también está la autonomía de decisión y la disponibilidad de hacerse una misma sujeto visible de reivindicaciones políticas, pues el adoptar posturas estéticas más naturales, demanda unos costes muy importantes desde el punta de vista de colocarse evidentemente en el lugar de menos belleza y todo lo que eso conlleva…
      Y gracias por la indicación del libro Dientes Blancos, lo voy a buscar!

      Abrazos,

      Leda das Dores

  2. tsrr marzo 12, 2011 a 7:21 pm #

    Hola! a mi también me ha encantado y he recordado que en el mercado -en México, por ejemplo- existen muchos productos de belleza para blanquear la piel!!, todavía!

    Increíble como el control con el cuerpo de las mujeres es en todos los sentidos -se cruza con muchas dimensiones- y como la idea de lo «blanco» como lo ideal o hegemónico sigue muy presente!

    • tsdiferente marzo 13, 2011 a 2:19 pm #

      Hola! Muchas gracias por el comentario!
      En Brasil también existen los productos para blanqueamiento, aquí en España también, en India es una gran cuestión porque está relacionado con el sistema de castas (cuanto más alta la casta, más clara es la piel) y también es un nicho del mercado cosmético muy importante para los países con gran población inmigrante (como Reino Unido).
      Una curiosidad es que el comentario que se suele hacer sobre ese tema es que en todos los lugares las personas están insatisfechas con su aspecto físico y por eso quieren lo que no tienen, o sea parecerse más blancos de lo que son, tener el pelo más liso de lo que tienen, o parecer más bronceados, y por eso el blanqueamiento de la piel no tiene que ver con racismo o cosa similar, más con una insatisfacción común a todas las sociedades. A mí me parece que el contacto y intercambio cada vez más intenso entre culturas hace con que tengamos acceso a imágenes de éxito y belleza asociadas a los países ricos occidentales y que nos basemos en esas imágenes para definir que es la belleza para nosotr@s. Tiene su sentido. No que sea bueno, pero tiene sentido.
      Sin embargo, una cosa es pasarse una crema para parecer tener tiempo libre para estar todo el rato al sol y así asociarse con los que pueden disfrutar de ese ocio, y otra muy distinta es frotarse la piel con esponja de acero para hacerse bonito, ¡sacar de si su «oscuridad»!
      Me parece que son dos maneras distintas de ejercer el control sobre los cuerpos, y no veo como una piel más o menos bronceada puede representar un impedimento al acceso a plenos derechos de ciudadanía, ya si tienes la piel más oscura, bueno, lo sabemos, ¿verdad?

      Abrazos!

  3. Amarga abril 10, 2011 a 1:55 pm #

    Estimada Leda das Dores:

    En cuanto leí este artículo sentí unas profundas ganas de llorar y a la vez mucha indignación. ¿Cómo es psoible este control de nuestros cuerpos?

    A su vez quiero compartirte que de donde vengo yo pasan cosas similares en relación al pelo, siempre el pelo liso y suelto predomina. De hecho en mi caso, viví la persecución y acoso por parte de mis compañeras de colegio que querían que tuviera el pelo suelto y que me lo alisara, para ellas no era bella ni podía estar en el grupo si estaba despeinada.

    Espero que con estos artículos se visibilice y se de fuerza a todas aquellas que han roto el molde y han reivindicado diferentes bellezas.

    Con cariño
    Amarga

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